·δelιяιυм тяeмeиѕ·

Luisa abrazaba a su amado, se colgaba de él, realmente, pero se mantenía muy cerca. Él la rodeaba por la cintura muy firme, la quería para sí en todo momento. Y así, juntos los dos, se pasaron largos minutos. Ella escondía su rostro en un hombro de él, y él acariciaba su espalda, dándole calor.


Lentamente la cabeza de ella se fue despegando, tenía los ojos cerrados. Él miraba desconcertado cómo los labios de ella se acercaban a los suyos, sonrió. Pero, ella no lo besó. Se detuvo a medio centímetro de los labios de Esteban; giró la cabeza un poco y logró hacer rozar sus labios con la mejilla de él. Le dejó un pequeño beso. Luisa solo recorría el rostro de Esteban con sus labios, él mantenía la cabeza gacha, sabía que ella no era muy alta y queria darle el gusto. Esteban también cerró los ojos; y aún, asi notó que Luisa había empezado a llorar. Quizá fue por el temblor de sus labios sobre su piel, o aquella lágrima perdida que dejaron los ojos de ella en una de sus mejillas. Esteban la abrazó más fuerte y ella bajó sus brazos de su cuello, dejó de colgarse. Él abrió los ojos angustiado. Por una milésima de segundo, ella sonrió y pasó sus manos entre los brazos de él, lo habia soltado solo para abrazarlo correctamente. Él también sonrió, pero rápidamente aquello desapareció de su rostro, ella había escondido su rostro nuevamente en él. Esteban confirmaba, ella estaba llorando...Así que solo la sostuvo fuerte dejando que todo el peso de ella estuviese consigo. Él era fuerte y sabia que ella no; Luisa solía quebrarse a menudo y él le habia prometido que siempre estaría con ella; así como en ese instante.


Y así, estuvieron los dos en sin decir alguna palabra, abrazados y queriéndose... Y así, se mantuvieron por toda la eternidad y jamás se separarían, y asi vivirían de esta manera por y para siempre.