Sofía se escribe con S X

Salvación
“Salvación… sí, esa es la palabra adecuada". Los recuerdos de Sofía se entremezclaban, ya no lloraba, ya no tenía lágrimas. Tenía la boca reseca. Ella solo esperaba que llegara el momento... ¿Por qué pensar en alguien que nunca pensó en ella? ¿Por qué debería importarle? ..."Sofía, ¿por qué te importante tanto alguien que está tan lejos de aquí....a miles de millas?" Las personas no entienden, nunca entenderán son demasiado...humanas. Recuerdos, sombras, luz, oscuridad, un largo caminar, el teléfono que suena, Sofía se levanta como puede..."y ahora, ¿quién?..."...
"-¿Hola?, ¿bueno? -Sofía, ahms…hola. -Sebas… ¡tú!, ¿cómo conseguiste el número? -Eso no importa, ¿estás bien? -Sí, si lo estoy (desde que te fuiste estoy muy bien-sarcasmo-). -¿Segura?, ¿no me mientes? -Aja, sí muy segura. -¿Tienes tiempo? -No, la verdad no… justo ahora estaba de salida, Simón me invitó al cine (Si supieras que no es cierto, me matarías pero es lo mejor). -Ahms, pues entonces diviértete mucho, ¿sí? -Eso no tienes que decirlo.” Trataba de sonar alegre, pero quizá su voz la delataba y él no quería decir nada, o quizá no. Sofía quería que él sufriera por todo lo que ella estaba pasando, todo lo que ella había sufrido desde que él se marchó; y le encantaba hablar de Simón con él. Tantas cosas pasan en su mente: recuerdos otra vez, momentos alegres y malos, lágrimas y risas, juegos. Y las lágrimas salieron a flote nuevamente, se le quebraba lenta e imperceptiblemente la voz, se veía las muñecas, se sentía débil pero no había perdido mucha sangre o quizá sí pero no la suficiente. “-Bueno, no te quito más tiempo. -Ahms… (¿Por qué no te das cuenta?..). -Sofía, te extraño. -Adiós Sebastián. -Adiós Sofía, cuídate.”...
Tiró el teléfono, no más molestias, desactivó la alarma de su casa. Todo le daba igual. “Sofía quiere llorar, quiere llorar…” Siempre se había hecho la fuerte, la que todo lo puede y sólo había una persona en el mundo que la entendía o que lo intentaba; pero esa persona se había marchado, la había dejado sola, ya no había forma de evitar lo peor. “Adiós Sebastián”. Ya no está, se ha ido. Ya no hay forma, él nunca quiso ser salvado… Y otro diálogo, otro caleidoscopio de recuerdos invade la mente de Sofía, abría los ojos y sus pupilas se dilataban... “-Sebastián, no te dejas ayudar, ni siquiera me dices qué tienes, qué quieres… Termino adivinando, o rogándole a Selene, la normal, en quien parece que confiaras más y recién la conoces, pero claro… No me dice ¡Nada de nada! Y me quedo con la rabia y el dolor que me causa el afirmar que no deseas que te ayude –Ya no quiero la ayuda de los demás, la esperé por años y años… Y, por favor no mates tu tiempo con Selene, ella no sabe nada –Tú, por favor… Sólo dime, si no quieres ayuda, qué deseas… - Quiero ser alguien para los demás, lo que tú llamas normal, quiero dejar de ser el chico defectuoso –Pero Sebas – Espera, ¡basta! No, ya no quiero oír nada Sofía… ¿Por qué siempre me haces esto, eh? ¿Te sientes mejor ahora? Espero y si –Perdón, sabes que la defectuosa soy yo –Olvídalo, sólo… Sólo déjame respirar, mira, yo no busco dar lástima, no busco que me ayuden ya, eso lo busqué hace tiempo. Antes quería cariño, de mis padres, de mis amigos, de ti… Ya no quiero nada, de nadie, no quiero palabras de aliento de los demás. Lo único que deseo es valerme por mi mismo… Dejar de depender de otros. Sofía escúchame y hazme caso de una vez, te lo he dicho desde hace tiempo, yo no soy un amigo...nunca soy un buen amigo, no he aprendido a ser un buen amigo” Y no encontró la forma, nunca la hallaba. Era ella y sus tristes recuerdos y pensamientos. No la hay, nunca la hubo… No tuvo oportunidad, no fue llamada, no era parte de la salvación...

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